SECCION ESPECIAL ASOCIACION COLOMBIANA DE MEDICINA NUCLEAR (I)

Editorial

La práctica médica conocida como Medicina Nuclear vino a denominarse como tal hacia finales de la década de 1950. Anteriormente se le conocía como "aplicación clínica de los radioisótopos”, de manera que la disciplina tiene apenas unos 50 años de iniciada y se le define como la especialidad médica que utiliza fuentes radiactivas abiertas en la investigación, diagnóstico y terapia médicos.

Inicialmente se contó con escasos radionúclidos; el más común de ellos era el yodo radiactivo, especialmente el I131, y los estudios más frecuentes tenían que ver con la fisiopatología de la glándula tiroides. Para inicios de los años 60 ya se contaba con algunos fármacos marcados con tecnecio 99m y con la cámara de centelleo inventada por Anger en 1958. Con este impulso los procedimientos clínicos nucleares avanzaron con rapidez extrema y comenzaron a involucrarse en la patología más variada de casi todos los sistemas corporales, en especial la cardiología, la neurología, la nefrourología y la oncología. Este extraordinario avance se ha debido a su íntima relación con las ciencias físicas y las biológicas, en forma que se nutre del desarrollo de la electrónica, la computación, la genética, la inmunología y todas las especialidades médicas. La preservación de esta relación en el aspecto organizativo de los centros de medicina nuclear en el mundo constituye uno de los factores de fortaleza de la especialidad.

Los estudios nucleares se iniciaron en Colombia en 1955 gracias a la creación del Departamento de Isótopos Radiactivos, fundado por el endocrinólogo Jaime Cortázar en el Instituto Nacional de Cancerología. En 1957 Efraím Otero, también miembro del Instituto, escribió su tesis de grado como médico cirujano de la Universidad Javeriana, "Uso clínico de los isótopos radiactivos Primeras aplicaciones en Colombia", que fue laureada con todo merecimiento. Desde principios de los 60 se iniciaron las labores docentes en medicina nuclear en el Instituto, cuyo fruto hasido una buena cantidad de excelentes especialistas distribuidos en varias zonas del país. Poco a poco otras instituciones, tanto en Bogotá como en Medellín y Cali, fueron comenzando sus actividades nucleares clínicas.

Desde finales de 1970 y debido en gran parte al estímulo generado por las diferentes etapas del Plan Nacional de Cáncer, se inició la dotación de varias zonales de cáncer con equipos y especialistas en medicina nuclear que entonces se extendió a otras ciudades capitales. Durante este tiempo entraron en función dos centros docentes adicionales. Actualmente en el país existen 72 médicos nucleares (la gran mayoría formada en el país), cinco residentes en formación y 90 tecnólogos, distribuidos en 52 servicios que operan 70 equipos. La utilización de la tomografía de fotón único (SPECT) es común en 80% de los centros. En ellos se realizan estudios especializados al nivel de los mejores centros de América, excluyendo los procedimientos tomográficos con positrones.

La especialidad cuenta con una sociedad desde 1969, la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear, dedicada al avance científico de sus miembros y a la difusión de la disciplina entre el resto de especialistas y médicos generales.

En esta ocasión, gracias a la política de puertas abiertas de Acta Médica Colombiana, los miembros de la Asociación tenemos la oportunidad de presentar algo de la experiencia clínica nuclear a través de los trabajos expuestos en dos números de la revista. Es nuestro deseo que los procedimientos nucleares sean ampliamente conocidos por los internistas y a la vez solicitarles que nos indaguen sobre las diversas formas de colaboración que puede prestar nuestra especialidad en la investigación, diagnóstico y tratamiento de sus pacientes.

Jaime J. Ahumada Editor invitado